Comisiones Obreras lleva 20 años ayudando a las personas migrantes a aprender castellano. Al frente, la profesora Helena Ortiz, quien explica que estas clases de castellano nacieron en CITE –RIOJA, donde además «se ha ofrecido asesoramiento gratuito en materia de extranjería sobre los derechos sociales y laborales de las personas migradas«.
Ahora, cuenta, habrá unos cuarenta alumnos por curso, divididos en dos clases; una para los que saben ya un poco de español y otra para los que saben un poco menos. Un número inferior al de otros años porque, también aquí se nota que está descendiendo el número de inmigrantes. Aún así, » en general, las mujeres siempre son más que los hombres«.
Por nacionalidades, «el alumnado mayoritario es el que proviene del este, seguido por los que llegan de África del norte y subsahariana, Pakistán y alguno de vez en cuando de China«. Sus niveles culturales van desde gente con estudios universitarios hasta personas, que «nunca han ido a la escuela, ni siquiera en su país de origen, así que no saben leer ni escribir ni en su propio idioma«. Por esta razón, confiesa, es muy gratificante «para ellas y, también para mí, ver cuando comienzan a escribir y leer las palabras que usan en su vida diaria«.
Una labor que comenzó en La Rioja en 1996 y que forma parte de la oferta educativa realizada dentro del Programa de Educación para Personas Adultas de la Consejería de Educación del Gobierno de La Rioja. «Manuel Ruano González lo puso en marcha aunque ya un poco antes había establecido en CITE un programa de Apoyo escolar para hijos de inmigrantes«.
Y más de 20 años después, el espíritu de esta iniciativa sigue intacto. De hecho, «por las instalaciones de Comisiones Obreras siguen pasando muchas personas adultas con un objetivo claro, aprender español«. Los motivos son variados: « Porque acaban de llegar y necesitan comunicarse. Porque las clases de español sirven para preparar el examen de castellano exigido en el proceso de obtener el Certificado de Nacionalidad. Porque aprender español aparta a las personas del riesgo de exclusión social. Y porque estos migrantes se sienten parte de la sociedad que ahora les toca vivir«.
