La mejora de la salud pública es imprescindible para empezar a recuperar la actividad económica y el empleo. Los intentos por situar la economía antes que la salud están teniendo unos efectos nefastos, trayendo más sufrimiento y pérdida de vidas.
La crisis sanitaria afecta a la economía y al empleo en 2020, La Rioja pierde 3.000 empleos situándonos en niveles de 2017. Esta situación tan complicada no nos debe hacer perder perspectiva, La Rioja supera las 19.000 personas desempleadas, un desempleo que afecta de manera especial a las mujeres y a las personas jóvenes. Es la misma cifra y condiciones que teníamos en enero de 2017 – sin pandemia – y donde quienes tienen empleo sufren una temporalidad que no baja del 25% frente a la media de la UE que se sitúa en torno al 11%.
Más allá de los efectos coyunturales de la pandemia sobre la actividad económica, seguimos sin afrontar un cambio de modelo productivo, está por ver si somos capaces de aprovechar la gran oportunidad que nos proporcionan los fondos de reconstrucción europeos a partir de 2021.
Mal empezamos si, al contrario que la mayoría de los países europeos, no se incrementa el SMI, y no se derogan los elementos más lesivos de las Reformas Laborales. Unas reformas que están pensadas para devaluar las condiciones laborales y salariales, que se han demostrado ineficaces e inútiles para mejorar el empleo y que tienen menos sentido aún en un momento en el que la apuesta de Europa es la inversión y las políticas expansivas.
Producimos los mismos bienes y servicios que el resto de Europa, pero lo hacemos con peores condiciones y con menores salarios, esto solo beneficia a una minoría y perjudica a la mayoría social, avanzar hacia una mayor justicia social es una necesidad.
