La acogida de menores no acompañados en La Rioja no tiene excusas

El Pleno de la Conferencia Sectorial de Infancia y Adolescencia del pasado julio, ante la imperiosa necesidad de reparto de los menores hacinados en Canarias, el 1 de octubre en sesión extraordinaria, aprobó, entre otras cosas, un monto per cápita de 145,00 euros por persona y día, que anualmente se traduce en una aportación de 52.925 euros al año por menor acogido, amén de otras cantidades fijas para las comunidades autónomas en función de la cantidad de menores admitidos en las mismas. Así que los menores no acompañados, no es que lleguen con un pan debajo del brazo, lo que traen es casi un jamón.

Pero quedémonos con esos 52.925 euros por niño y año y hagamos cálculos: El Instituto Nacional de Estadística, según la encuesta de Presupuestos Familiares, estableció que, en 2023, el gasto medio de un hogar en España era de 33.245 euros al año. En La Rioja menos: 32.617. Pero, tiremos por lo alto y cojamos los datos de España que indican que el gasto medio en un hogar por persona y año es de 13.120,10 euros. Según el INE, este gasto incluye alimentación, vestido, calzado, vivienda, agua, electricidad, gas, muebles, artículos del hogar, mantenimiento corriente, sanidad, transporte, comunicaciones, ocio y cultura, enseñanza, restaurantes y hoteles; y otros bienes y servicios.

Para un hogar de acogida en el que de continuo haya 6 menores y un educador o educadora, multiplicamos por siete esos gastos per cápita. El mantenimiento de dicho hogar supondría por tanto un monto de 91.840,7 euros anuales. Dado que, para cubrir la semana al completo necesitamos 4,2 educadores, ya que 4,2×40=168 que son las horas necesarias para cubrir al completo los 7 días de la semana (7×24=168). 

Suponiendo además que contratemos a esos educadores con 14 pagas de 2.000 euros brutos, y no los 1.600 que está pagando alguna de las empresas que trabaja con menores en La Rioja, al gasto del hogar de acogida de nuestros seis menores, que recordemos era de 91.840,7 euros anuales, tendremos que sumarle los 117.600 euros de los sueldos de estos 4,2 trabajadores.

En total, el mantenimiento y atención de esos 6 menores supondría 209.440,7 euros al año. Recordemos ahora que 6, multiplicado por el monto anual aprobado en 2024 de 52.925 euros por plaza, supondría un ingreso de 317.550 euros anuales que llegaría a esta Comunidad Autónoma junto con los niños. Esto, con una sencilla resta nos permite ver un superávit económico de 108.109,3 euros/año, que permitiría pagar las horas que necesiten de apoyo escolar, incluso contratar un médico y un psicólogo cuyos servicios podrían revertir en otros menores de la sociedad que estén necesitándolos porque, recordemos, estos cálculos resultan con el acogimiento de tan solo 6 niños. Añadamos a estos, los puestos de trabajo de los 4,2 educadores y, la rentabilidad más importante: La que se deduce de cubrir las necesidades laborales de nuestra comunidad autónoma.

No creo que sea necesario recordarle, sr. Capellán, la noticia que este 10 de febrero abría, en portada, nuestro diario regional bajo el titular “La falta «generalizada» de mano de obra complica el futuro de las empresas riojanas”. No es la única vez que la prensa regional recoge la necesidad que hay en la Rioja de jóvenes profesionales de diferentes sectores: agrario, conductores, construcción, hostelería…

El potencial principal de la acogida para nuestra comunidad autónoma no procede de la  aportación económica que supone, resulta del hecho de contar con estos jóvenes formados, con ganas de trabajar como pocos y agradecidos con una sociedad que les abrió sus puertas.

Sr. Capellán, no puede servir de excusa que el problema se dé en todo el territorio nacional, esa percepción de falta de mano de obra cualificada es compartida por el 44,2% de las empresas según afirman los propios empresarios. Tampoco lo pueden ser los 12.600 parados de la comunidad autónoma con los que han sido ineficaces las políticas de incorporación a estos sectores. Ni que los menores no deseen formarse en esos sectores concretos, hipótesis absolutamente incierta. La propia FER afirma que las necesidades afectan «al sector del mantenimiento, instaladores, transportistas, montadores, albañiles, operarios de toda nuestra cadena industrial y de la construcción, la industria agroalimentaria y conservera, las tecnologías de la comunicación, el sector de la digitalización o el de servicios» Las posibilidades de oferta formativa son pues muy amplias.

 En cuanto a la carencia de infraestructuras para asumir la acogida, el argumento no puede ser más falaz. Sobre todo, si no se ha explorado la vía de acogida en familia.

Así pues, señor Capellán, ¿Qué problema hay en que una sociedad abierta, como es la riojana, acoja a un número realmente significativo de menores migrantes? ¿Son exclusivamente ideológicas esas razones? ¿Lo son de estrategia política? ¿Por qué presentarlos como un problema cuando lo cierto es que son una solución, una excelente noticia, no sólo de justicia social y solidaridad con otras comunidades, sino también económica?

Estamos convencidos que usted percibe a estos jóvenes como seres humanos, como ‘gente de bien’ pero, desde esa perspectiva, ¿es consciente de que su decisión, por silencio u omisión, condena a esos niños y jóvenes a una vida cruel? Ahora tiene la posibilidad de dar un paso al frente y demostrar que las personas están por encima de las ideas y de la estrategia política.

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