Derechos frente a la imposición 

Lo que parecía un debate ya superado y donde no había ningún problema de convivencia con nuestras vecinas musulmanas, aparece una norma interna de un instituto en Logroño, que con su aprobación y posterior interpretación por parte de la dirección del centro, se salta la Constitución, la libertad religiosa y el derecho fundamental de la Educación. Otros institutos en Rioja baja están en la misma línea.

Tras el incidente en el que una alumna, menor de edad, es expulsada del centro educativo por llevar puesto un hiyab, prenda que le ha acompañado durante toda su etapa educativa, parecía de cajón que la Consejería responsable, actuaria en consonancia y marcando norma para todos los centros educativos en La Rioja, acabaría con este problema de discriminación y de falta de coherencia entre derechos y obligaciones. 

Pero nada más lejos de la realidad. La Consejería de Educación se pone de perfil y da toda la potestad a la dirección del instituto, toda una irresponsabilidad cuando se trata de un tema de derechos fundamentales que la Constitución le otorga a nuestras jóvenes estudiantes.

No podemos dejar el derecho a la educación y el futuro de todas estas alumnas que tienen que formarse para llegar a disfrutar de una vida adulta plena, en manos de debates políticos racistas, islamófobos y de falsos feminismos más propios del colonialismo, que de un feminismo libertario e interseccional que debe dar poder a la decisión de las propias mujeres. 

No hay nada más enriquecedor en el feminismo que el propio proceso constructivo, colectivo y personal que conformará el aprendizaje que te otorgará ese empoderamiento para exigir derechos y rebelarse ante las imposiciones injustas.

La Consejería de Educación de La Rioja tiene la obligación de defender el derecho fundamental de la educación de nuestras jóvenes, y nuestros políticos y políticas deben dejar de jugar con el futuro de una comunidad en la que se trabaja a diario, en todos los ámbitos, por una buena convivencia intercultural.

Los procesos migratorios que enriquecen nuestra cultura y llenan nuestras calles de diversidad,  no son una moda pasajera. No caigamos en los mensajes discriminatorios y de odio, ni creemos problemas donde no los hay.

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