Los datos de empleo que refleja la EPA del primer trimestre, aún no muestran la magnitud que alcanzarán en el próximo trimestre, ya que el estado de alarma solo afectó en el primer trimestre a la segunda quincena de marzo, y previsiblemente tendrá un impacto superior en los datos del segundo trimestre.
El leve aumento de la ocupación en el primer trimestre no incluye todavía a los afectados por ERTE con suspensión de empleo, ya que según la metodología de la EPA se consideran ocupados mientras dicha suspensión sea inferior a tres meses. Sin embargo, la suspensión o reducción de la jornada de los trabajadores afectados por un ERTE, junto con otros motivos de ausencia al trabajo, sí ha tenido un reflejo en las horas efectivas de trabajo realizadas que caen un 4,3% respecto al cuarto trimestre de 2019. Y en el aumento del paro, del 13,56% se recogen los despidos y finalizaciones de contrato características de primeros de año más los despidos de los 15 primeros días de Alerta.
Debemos establecer nuevas formulas de flexibilidad que permitan a las empresas seguir adelante y a los trabajadores tener una cobertura, por eso apostamos por reeditar ese acuerdo en materia de Expedientes de Regulación de Empleo que permita incorporar a los trabajadores poco a poco a los distintos sectores sin que estos pierdan coberturas sociales.
Son necesarias medidas de choque que eviten que vuelvan a dispararse los niveles de pobreza, sin recuperar totalmente desde la crisis anterior, y evitar el riesgo de pobreza y vulnerabilidad de la población.