¿Salimos todas o solo ustedes?

¿Salimos todas o solo ustedes?

Acabamos de finalizar un cierre drástico que ha afectado a un sector muy importante del tejido económico riojano, el Comercio. Ahora es el momento de analizar el sector y la problemática a la que nos enfrentamos, con amplitud de miras, sin prisas, templando para adoptar medidas efectivas y no improvisadas.

Se habla de la situación muy complicada de las empresas, CCOO compartimos este análisis y apoyamos públicamente toda ayuda que se pueda canalizar para su sostenimiento. Pero nuestro enfoque va más allá del apoyo a las empresas y llega al conjunto de la sociedad, la que la va a pagar vía impuestos. Porque las ayudas que dispensa el Gobierno surgen de la contribución de toda la ciudadanía, y por ello deben enfocarse a crear herramientas que fortalezcan todo el tejido del comercio riojano. La administración no debe ayudar al Comercio, sin que éste se comprometa a avanzar en acuerdos que redunden en la consecución de una sociedad más justa e igualitaria, en que las diferencias económicas sean menores y que la redistribución de la riqueza sea eje de un nuevo modelo social.  No se puede ayudar sin un compromiso social claro por parte de quien recibe.

CCOO apoyamos la ayuda urgente a gran parte del sector de Comercio. Pero es razonable exigir que la patronal se comprometa a negociar un convenio de comercio que devuelva la dignidad perdida a las personas trabajadoras del sector que llevan 13 años con el mismo salario y condiciones laborales.

Personas que llevamos sufriendo unas condiciones indignas durante más de un decenio y a las que la pandemia les ha afectado haciéndolas esenciales o a malvivir en ERTE. Miles de trabajadoras riojanas que compramos con salarios de 2008 y precios de 2021. Que alimentamos y vestimos a nuestras hijas haciendo milagros, que a duras penas llegamos a fin de mes con la ayuda de familia y amistades. Que pagamos impuestos, IBI, basuras, gas, electricidad, etc… y que no hemos pedido rebajas a las administraciones por estos conceptos. Solventamos como podemos las hipotecas, los alquileres de nuestras casas… y no hemos alzado la voz suficientemente para decir que nuestros salarios se quedaron congelados hace 13 años. No salimos a la calle para decir que nos arruinan (y es que ya lo estamos), vivimos en la miseria y a pesar de ello, levantamos todas las mañanas las persianas de los comercios y te brindamos una sonrisa.

Hay que aguantar las frases grandilocuentes de determinados dirigentes patronales hablando de la “Gran familia del comercio”, dirigentes que en trece años no han sacado tiempo para actualizar salarios, ni condiciones laborales. Se ha cerrado un mes, pero parece que sólo cierran ellos. Deberían ponerse rojos de vergüenza cada vez que pisan la calle, porque sólo miran a sus trabajadoras cuando sus propios intereses están en juego, entonces sí se acuerdan de que todas somos empresa. Tiene que rebajarse todo para que los empresarios del sector puedan continuar siéndolo y, a la vez, mantengan a su personal con sueldos de miseria.

¿Cuántas somos las que comentamos que el negocio en el que trabajamos no va mal, pero que sin embargo el empresario se olvida de repartir beneficios, que va a convenio pelao? ¿Cuántos empresarios se han aprovechado durante años, pagando a sus empleadas parte del salario sin pasar por nómina, defraudando a la administración y a sus trabajadoras? De sus trabajadoras no se acuerdan más que para pagar lo mínimo, pero a la administración le exigen ayudas para mantener sus empresas. Qué pasará cuando salgamos de la pandemia, ¿continuarán defraudando a la seguridad social y hacienda? ¿continuarán haciendo caja sólo para ellos? o por el contrario ¿distribuirán de forma más equitativa los beneficios?

Deben llegar ayudas, pero condicionadas necesariamente a que exista un acuerdo en el convenio del sector. Acompañado de un sistema impositivo mucho más moderno y equitativo, en el que se implementen los mecanismos necesarios para el control efectivo, que evite que los defraudadores insolidarios puedan seguir campando a sus anchas a costa de las empresas cumplidoras y de todas las trabajadoras del sector. Es tiempo de asumir que la seguridad social y la hacienda pública somos todas, en los años buenos y en los difíciles también.

¿Cuándo han tendido la mano a sus trabajadoras? Se les pasará por la cabeza que la solución para salir de la crisis, pasa por el acercamiento y el diálogo con sus miles de empleadas, que sin duda aportarán compromiso, propuestas y sobre todo interés por que las empresas funcionen.

Continuamos esperando. 

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