Hace tiempo que no hemos vuelto a ver aquellas imágenes que nos llegaron en 2015 de miles de personas atravesando los países de los Balcanes occidentales, ya fuera desde Turquía o Grecia. ¿Qué ha sido de lo que se llamó Ruta Balcánica?
A partir del Acuerdo UE-Turquía de 2016, las fronteras externas europeas de la región se han ido cerrando. Hungría y Bulgaria levantaron muros de los que apenas se habla, mientras que Croacia se vale de sus fuerzas policiales para mantener a las personas solicitantes de asilo fuera del espacio de la UE y, más concretamente, del espacio Schengen.
La gente que intenta llegar desde Serbia o, más recientemente, Bosnia, es expulsada sistemáticamente de forma ilegal y mediante un procedimiento en el que la violencia física y verbal, así como el robo de pertenencias y humillaciones son la norma.
Mientras, los pocos grupos independientes que denunciamos estas violaciones de Derechos Humanos y de las leyes de Protección Internacional, estamos criminalizados por defender una Europa solidaria y más humana.
Mañana, jueves 10 de enero, a las 19h contaremos en el Ateneo con la presencia y el relato en primera persona de una voluntaria y activista riojana por los derechos humanos, Alba Díez Arrea. Graduada en Relaciones Internacionales, que nos contará su trabajo en los campos de refugiados.
Como ella misma nos cuenta: “Me di cuenta temprano de que mi lugar estaba más cerca del barro en terreno que de las oficinas y las fotocopiadoras. He pasado el último año siendo parte de una asociación que se llama No Name Kitchen, presente en las zonas grises de las fronteras externas europeas. Me incorporé a la Plataforma Bienvenidos de La Rioja en cuanto volví de los Balcanes y continúo con el activismo a caballo entre las «dos Europas».