Han transcurrido más de dos meses desde la celebración de las Elecciones Generales del 28-A y algo más de un mes desde la celebración de las autonómicas y municipales. Unas elecciones en las que la movilización electoral frente a la posibilidad de un tripartito de derechas, dio un buen resultado para los partidos de izquierda, que ha sido especialmente significativo en La Rioja, y que termina con veinticuatro años de gobierno del PP en la Comunidad Autónoma y ocho años en el Ayto. de Logroño.
Los acuerdos entre el PSOE, Unidas Podemos y otras formaciones políticas han facilitado la conformación de gobiernos progresistas en todas las cabeceras de comarca de La Rioja y en numerosos ayuntamientos de nuestra comunidad.
Los eventuales gobiernos del Estado y de La Rioja que deben conformarse tienen por delante una amplia agenda social para revertir una década de recortes que han situado a nuestro país y a nuestra región en cuotas de desigualdad hasta ahora desconocidas. La defensa de lo público, como elemento de cohesión social, frente a la mercantilización de los derechos y servicios básicos, es una de las cuestiones que de manera inmediata debe abordarse para reducir los índices de desigualdad que sufrimos.
De la misma manera, como país y como región nos vamos a tener que enfrentar a grandes desafíos como el cambio de modelo productivo, transición energética, medio ambiente, formación, etc. Retos de van más allá de una legislatura y que van a requerir de amplios consensos políticos y sociales.
Pero en estos momentos la conformación de un gobierno progresista en el Estado y en La Rioja no parece progresar adecuadamente. La voluntad popular decidió apostar por un cambio: el progreso social frente a la involución, el diálogo en vez de la confrontación, otorgando a la política un nuevo crédito como elemento de transformación social que dé respuesta a sus necesidades e inquietudes de las personas.
La política debe ser la solución y no el problema, los partidos políticos deben dejar a un lado los tacticismos y situar con claridad sus propuestas y llegar a acuerdos en las políticas necesarias para llevarlas adelante.
En el ámbito local ya se ha hecho, es el momento de hacerlo también a nivel regional. El crédito se agota y una nueva cita electoral sin duda castigaría a aquellas fuerzas políticas que no hayan propiciado un gobierno progresista.
La Rioja está en una buena posición política y social para abordar esos retos de futuro, solo necesitamos apostar por el diálogo y el acuerdo entre las fuerzas políticas y sociales. Es necesario y posible un cambio social que sitúe a las personas como eje de las políticas en La Rioja, haciendo de nuestra región un referente de desarrollo social y económico.