La Mesa Sectorial del Servicio Riojano de Salud (SERIS) ha acordado hoy la adopción de medidas urgentes tendentes al reforzamiento de la Atención Primaria (AP) de La Rioja, haciendo frente, por una parte, a sus carencias en materia de recursos humanos y materiales que impedían asegurar la continuidad asistencial ya este mismo verano, así como preparando, por otra parte, la asunción del protagonismo que la AP debe asumir en el futuro ante la COVID-19.
La urgencia que impulsa la necesidad de esta actuación no debe hacer olvidar que se trata precisamente de eso, de una intervención “urgente” y “abierta” pues en absoluto agota las medidas necesarias, tanto organizativas como presupuestarias, que deben ser implementadas para garantizar la sostenibilidad y eficacia de la AP de salud en nuestra comunidad.
Como desde CCOO hemos señalado en días pasados, nuestra AP afronta el mes de junio con 23 médicos y pediatras menos que el año pasado, sin profesionales médicos y de enfermería suficientes para sustituir vacaciones este mismo verano ni para cubrir guardias de fin de semana ni todos los PAC (Puntos de Atención Continuada) de La Rioja hasta el extremo de haberse llegado a valorar el cierre de los PAC de Ausejo, Rincón de Soto y Cameros.
Una evidente consecuencia de todo ello, la mejor prueba de las graves carencias organizativas y de recursos que referimos, es que el SERIS es incapaz de fijar en La Rioja a los nuevos especialistas que finalizan su residencia después de varios años de preparación en nuestros centros (de hecho, esta misma semana finaliza su MIR una nueva promoción de especialistas) los cuales optan mayoritariamente por dar continuidad a sus carreras profesionales en otros servicios autonómicos de salud.
Los aspectos fundamentales, desde el punto de vista asistencial, de las medidas urgentes acordadas hoy son:
Que cada paciente pueda disponer del tiempo de consulta necesario. El gran problema hasta ahora, reiteradamente denunciado, era que, ante la falta de recursos, cada equipo médico debía asumir más “cupo” (pacientes) que los que le correspondían pero dentro de su jornada ordinaria de trabajo, más en las mismas horas, lo cual obligaba, obviamente, a comprimir todas sus agendas y reducir los minutos disponibles para cada consulta hasta legar a cifras ridículas que deterioraban el estándar de calidad asistencial
Paralelamente, se ha acordado que los Centros de Salud permanezcan abiertos este próximo verano en horario vespertino, como históricamente veníamos reclamando, aún con mayor empeño en la actual situación de pandemia y ante su previsible futura evolución.
Ante sus notorias carencias de medios y planificación, la cual ha dejado en grave riesgo operativo a nuestros dispositivos de emergencias (061), se afrontará una urgente reorganización del Centro Coordinador de Urgencias y Emergencias y, específicamente, de sus protocolos funcionales en coordinación con AP (centros de salud) y AE (hospitales).
Igualmente es notoria la falta de personal de Refuerzo (tal es la denominación legal precisa del personal médico y de enfermería que cubren, en turnos de 17 y 24 horas, fines de semana y festivos en AP, así como las ausencias de médicos de Equipos de AP), respecto de los cuales se han acordado algunas medidas de conciliación horaria que hagan viable su desempeño profesional. No obstante, el desconocimiento y la dejadez institucional respecto de tan fundamental colectivo sigue siendo un obstáculo (sirva como ejemplo que entre las medidas que ahora proponía la Administración se encontraba el que dicho trabajo de Refuerzo se organizase con tres meses de antelación cuando tal previsión -insuficiente- ya era obligada desde 2013)
Si la urgencia máxima es la razón política que explica y hace el necesario el acuerdo hoy alcanzado en la Mesa Sectorial, dos han sido los “motores” que han obligado a su fructificación:
Las movilizaciones desarrolladas por el personal de la AP riojana desde hace casi dos años. Como siempre, la acción colectiva de los profesionales, implicados y comprometidos con el servicio público, se halla en la base de los avances sociales.
Que la dirección y gestión del sistema sanitario sea asumida por los propios profesionales que conocen la realidad sanitaria y el Sistema Nacional de Salud, poniendo fin a la parálisis que desde la actual Consejería de Salud impedía cualquier avance hasta la fecha. Cuando ello sucede, frente a la impericia y prepotencia simplona de gestores políticos puestos a dedo sin formación ni trayectoria, la realidad se impone a la propaganda y los problemas, siempre complejos, pueden ser identificados causalmente y debidamente afrontados.
