La subida de los precios se rebaja más un punto y medio en octubre hasta el 7,3% interanual y la inflación subyacente, sin energía ni alimentos frescos, mantiene su tasa de crecimiento en el 6,2% interanual. La menor subida del IPC en octubre se debe principalmente a la bajada de la electricidad y el gas, siendo muy preocupante el incremento de los precios de la alimentación, que supera el 15% (la subida interanual más alta desde 1994).
Los datos nos dejan una moderación en el incremento de los precios gracias en parte a las medidas tomadas, lo que mejora nuestros datos en comparación con otros países europeos.
Pero por otra parte el precio de los alimentos sigue disparado por encima del 15% de incremento, lo que no repercute en los beneficios de los productores sino, una vez más, en los beneficios de las grandes cadenas de distribución.
La inflación subyacente por encima del 6% solo se explica porque en gran manera, las empresas de mayor volumen están repercutiendo los incrementos de sus costes, en el precio al consumo, lo que deja en una posición muy complicada a la mayoría de la clase trabajadora porque los incrementos salariales apenas superan la media del 2%.
Es importante llegar a un acuerdo con las patronales en el reparto de los costes para que no repercuta todo sobre las espaldas de los y las trabajadoras. Las familias no pueden soportar estos incrementos en la cesta de la compra.
Deben contenerse los beneficios empresariales y mejorar los salarios para recuperar el poder adquisitivo de las personas trabajadoras que son las que sustentan la economía de una región y de un país.