No es no. Por unas fiestas libres de agresiones sexistas

No es no. Por unas fiestas libres de agresiones sexistas

¿Alguna vez te gritaron cosas por la calle, te dieron la brasa en algún bar, alguna vez tuviste que decir no y decirle unas cuantas cosas más, porque no lo entendían?. Si eres mujer, te sentirás identificada. Puede parecer exagerado y de otros tiempos, pero pregunten a hijas, hermanas, parejas, amigas…

Varios colectivos riojanos, entre los que se encuentra CCOO, se han unido para impulsar una campaña contra el acoso y las agresiones sexuales en las Fiestas de la Vendimia de Logroño. Para ello, han editado una guía con consejos para detectar y combatir la violencia machista.

Lo cierto es que las situaciones de acoso a mujeres son continuas y diversas, pero todas tienen  la misma causa: hombres que quieren demostrar su superioridad a la mujer.

Ocurre todos los días y en todos los ámbitos de nuestra sociedad, en público y en privado, pero en fiestas todo se descontrola, el acoso es todavía más visible y parece que todo vale. Sobre todo si tenemos leyes que consideran que el consumo de alcohol y otras drogas sirven de excusa para el agresor hasta en los mismos juzgados.

No nos engañemos, nos ocurre porque somos mujeres y porque en esta sociedad todavía nos queda mucho por conseguir en cuanto a igualdad. “La desigualdad siempre genera violencia”.

LA NECESIDAD DE DENUNCIAR

Pero el miedo se va a acabar, las mujeres empezamos a señalar con el dedo y a denunciar, porque nos organizamos para dejar bien claro que nosotras también tenemos derecho a disfrutar de las fiestas y de nuestra vida, vestidas de una u otra manera, que estemos o no de fiesta o que haya alcohol por medio. Una mujer puede ir sola por la noche, por la calle, en minifalda y no por eso va a ser culpable de que algún degenerado la considere de su propiedad, la mujer es un ser libre.

Pero no solo la mujer debe denunciar estas situaciones. La sociedad civilizada debe apoyar, respaldar y actuar ante este tipo de situaciones de violencia sexista e injusta sobre la mujer. El agresor debe sentirse acorralado por toda la sociedad y no protegido. Se acabaron los tiempos de la palmadita en la espalda porque “el pobre hombre había bebido y no sabía lo que hacía».

Por ello, la guía recuerda a cualquier mujer que sufra una agresión o aquellos que sean testigos que pueden llamar al 112, al 091 y también al 016, el teléfono de Atención a Víctimas de Malos Tratos.

EL PATRIARCADO

El problema se llama Patriarcado. La sociedad patriarcal que tiene por estructura a la mujer criando de los hijos e hijas, cuidando de mayores, de familiares enfermos y ocupándose del hogar. Esta feliz vida en pareja estabiliza al hombre en su trono y queda libre para trabajar fuera de casa y ganar dinero. Teniendo derecho a todo, “él manda”.

A las mujeres y a toda la sociedad nos han educado para que pensemos que nuestro trabajo no vale nada y el de los hombres sí; el criar, educar, cuidar, acompañar, nutrir…. Son valores atribuidos casi en exclusiva a las mujeres y que por tanto no son merecedores de compensación económica. Bien se puede decir que hemos perdido la esencia del ser humano: el respeto a la vida y el valor de la maternidad, siendo uno de los mayores valores para la sociedad.

Esta es una sociedad enferma y caduca, que debemos cambiar por el bien de las generaciones futuras.

Es la sociedad del deseo ¿todo se puede comprar?.

El feminismo surge como respuesta a tanto abuso de esta sociedad patriarcal que pisotea los derechos fundamentales de las mujeres, igualdad, libertad, justicia, derecho a la dignidad.

Llevamos mucho tiempo luchando y gritando, mujeres obreras, intelectuales, mujeres estudiantes, mujeres del campo, artistas, científicas, mujeres sin figurar a lo largo de la historia. Hoy las mujeres seguimos nuestra lucha y nuestra voz finalmente será oída.

Hombres y mujeres somos complementarios y si queremos seguir evolucionando, la mujer tiene que ocupar su espacio de visibilidad y poder.

Liberarse de la culpa que nos han enseñado a sentir, por vivir libres, trabajar y desarrollarnos como personas completas que somos, en nuestra vida social, familiar y profesional, para convertirla en una oportunidad de crecer y construir una sociedad más inclusiva más moderna y más justa.

Una sociedad donde hombres y mujeres estén en igualdad.

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