Aparte la estacionalidad en el empleo riojano, tenemos una elevada rotación del empleo temporal produciendo, en un número limitado de puestos de trabajo, un gran volumen de contratos temporales y con jornadas parciales. Esto produce una gran inestabilidad social en las familias y sobre todo en los jóvenes que quieren independizarse. Además este encadenamiento de contratos precarios y temporadas en desempleo hace, a su vez, que la protección por desempleo siga en niveles bajos.
Necesitamos cambios en el modelo productivo y laboral riojano, para generar y consolidar unos empleos de calidad y con derechos, un trabajo digno que ponga freno a la precariedad y la desigualdad.
Tienen que derogar las dos últimas reformas laborales y potenciar la negociación colectiva para mejorar salarios y en consecuencia, pensiones. Lo que junto a una reforma fiscal progresiva permitirá aumentar los niveles de protección social y luchar contra la precariedad.
Debemos sacar a la economía riojana de su patrón tradicional de bajo valor añadido, aumentar la inversión pública y reorientarla hacia la mejora de la calidad y del contenido tecnológico de la producción.